Gano y todo fue una fiesta

La diferencia entre los momentos que atraviesan Peñarol y Quilmes es sideral. Y quedó claro en el segundo tiempo, cuando el flamante campeón de la Liga de las Américas pasó por encima de su rival y lo terminó goleando por 87-66. El equipo de Sergio Hernández le regaló otro motivo para seguir de fiesta a los 4.000 hinchas que lo alentaron y se fueron chochos otra vez. Porque Peña ganó el 11° de los últimos 13 clásicos, extendió su dominio en el historial (43-26), sumó el 16° juego sin perder en el Polideportivo y pasó a su vencido en la tabla, pese a que tiene tres partidos menos. Quilmes, con Edwards como único extranjero, cosechó la séptima caída en nueve y cedió en su partido crucial de la temporada. ¿Por qué? Quedarse con el derby hubiera revertido la crisis, el malhumor de sus hinchas y sus jugadores habrían tomado el impulso necesario para lo que resta de esta pobre campaña.Quilmes sólo dio la talla en el primer tiempo, cuando Peñarol, confiado de su previsible superioridad, se relajó en el segundo cuarto (anotó apenas 14 puntos). La visita había tenido 12 de distancia en el inicio de ese período gracias a seis triples, pero Villares y Aguirre encabezaron un parcial de 13-2 que lo emparejó.Igual se sabía que cuando Peña apretara el acelerador, la paridad se acababa. Y así sucedió en el arranque del tercero, cuando los del Materno ajustaron las marcas, repartieron la pelota en ataque y fueron contundentes con una ráfaga de 11-2 en 4m. González hizo estragos en la pintura rival. La diferencia no fue más amplia porque Edwards hizo 12 de los 13 puntos de su equipo en ese parcial. En el último, la paliza se consumó enseguida. Una volcada de Osborne y un par de bombazos del picante Wadley liquidaron el asunto. Los del Huevo no pudieron meterla en 5m y tiraron la toalla. Hubo cruces picantes entre los jugadores (Hernández sentó a Wadley para evitar que lo expulsaran), pero nada ni nadie pudo ocultar la cruda realidad: Peñarol es un equipo que sabe a lo que juega y por eso festeja. Quilmes, lo contrario.

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